domingo, 23 de marzo de 2014


TE LLEVO EN EL CORAZÓN

EMILIO GARCÍA LOZANO

Una vez me dijiste que yo era un diamante en bruto, al respecto de nuestra pasión, la escritura. Todas y cada una de las veces que he escrito algo importante en mi vida eras tu el motor Emilio, tu, sin saberlo, porque discutí contigo muchas veces pero nunca te lo dije, tu quien me movía a intentar hacerlo mejor quien resonaba en mi cabeza diciéndome, todo pasa y todo llega.
Cuando tenía un mal día me decía todo pasa, como cuando lloraba amargamente después de haberme pasado todo un mes estudiando todo y más de mis clases favoritas las de historia e historia del arte.

Cuando vivía un buen momento me decía todo llega, como tu me enseñaste, el éxito tiene dos palabras me decías: trabajo y constancia, y así eras tu... constante como no he visto otro, trabajador, motivador, orador, payaso a veces, intransigente otras... pero sobre todo LUCHADOR y así lo has sido hasta el final.

Me encantaría  darte las gracias porque me enseñaste historia toda la que se hiciste que el arte fuera lo que me ocupara durante años, que escribiera para que tu lo leyeras intentar hacerlo bien, porque para mi eras mi motor, mi ídolo. Pero sobre todo me encantaría darte las gracias porque me enseñaste aún mas de la vida, con cada reproche, cada comentario, cada burla en ocasiones. Me enseñaste que ser profesor, aparecer  cada día con un maletín y un traje de Emilio Tucci con la etiqueta para que se viera como te decía yo, para dar el pego, no es sinónimo de ser solo eso profesor, me enseñaste que si como profesor eras el mejor, aun eras mejor persona. Me escuchaste cuando más lo necesitaba, me ayudaste, me sufriste muchas veces, supiste llevarme, y sacaste los mejor de mí, hasta tal punto de llamarte papá en clase alguna vez dejándome llevar por la concentración del momento y es que de alguna forma eras como un padre para mi, me sentía protegida . Me regañabas y castigabas mas que cualquier padre a su hija adolescente.

Cuando me fui del instituto cada vez que me encontraba contigo te decía lo mucho que te echaba de menos, tu te reías y me decías que no te lo creías con la caña que me habías dado, pero creeme que era verdad.

A veces pasar profesores por nuestras vidas que significan algo, otros a los que odias, están los que te dan pena, los que te causan indiferencia, a los que coges cariño... y yo a ti no te tenía cariño era más que eso, yo te quería como se quiere a alguien a quien admiras profundamente, a alguien que te lleva al límite para finalmente decirte, ¿ves como si puedes?

Hoy yo soy profesora y pongo en lo que hago la misma pasión, que mi profesor Emilio ponía, Gracias Emilio estés donde estés, sigue cuidándonos, si alguna vez consigo que uno solo de mis alumnos me quiera como yo a ti habré cumplido mi objetivo.

TE LLEVO EN EL CORAZÓN

2 comentarios:

  1. Comparto todas vuestras palabras sobre Emilio, todas acertadas, y lo agradezco porque a mi ahora mismo se me atascan en el nudo que se forma en mi garganta al leeros. De todas ellas me quedo con PASIÓN, que le emanaba a borbotones en cada clase. Me enteré de su enfermedad hace un par de meses o tres cuando se me ocurrió "buscarlo" después de años sin verlo y pasé por la librería para, ingenua de mi, proponerle que me hiciera de guía o tutor en mis planes de preparar las oposiciones de Historia. Me quedé desolada cuando, muy dulcemente, la chica de la librería me dijo que Emilio "estaba ya muy malito" y que no iba a poder ser. Añadió que le habría encantado poder hacerlo y estoy segura de que así habría sido, porque disfrutaba enseñando y motivándonos. Aún conservo y uso a menudo sus apuntes, pero sobre todo conservo el recuerdo de su energía, y su lógica aplastante, sus ganas y su amor por lo que hacía. Ojalá algún día logre aportar a mis alumnos una mínima parte de lo que él nos aportó a nosotros. Sin duda alguna, un pedacito de lo que soy ahora se lo debo a Emilio, mi profesor más querido y admirado. Nunca te olvidaremos, Emilio. Mucho ánimo y fuerza a la familia y amigos, porque ha dejado un hueco tan grande como era él. Un abrazo enorme. Raquel

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